Bible Lesson 22

»Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que trepa y se mete por otro lado, es un ladrón y un bandido. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas.

Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no captaron el sentido de sus palabras. Por eso volvió a decirles: «Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.

»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.

»Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre.»

De nuevo las palabras de Jesús fueron motivo de disensión entre los judíos. Muchos de ellos decían: «Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?» Pero otros opinaban: «Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrirles los ojos a los ciegos?»

“Certainly I assure you that he who doesn’t enter by the door into the sheep pen, but climbs and gets on the other side, is a thief and a bandit. He that enters by the gate is the shepherd of the sheep. The doorman opens to him the door, and the sheep hear his voice. He calls by name his sheep and he takes them from the pen. When he has taken out those that are his, he goes before them, and the sheep follow him because they recognize his voice. But a stranger they never follow, rather, they flee from him because they don’t recognize his strange voice.”

Jesus gave them this example, but they didn’t get the meaning of his words. That’s why he said to them again: “Truly I assure you that I am the door of the sheep. All those who came before me were robbers and bandits, but the sheep didn’t pay them attention. I am the door; he who enters by this door, which is me, will be saved. He will move with complete freedom, and will find pastures. The thief doesn’t come but to steal, kill and destroy; I have come so that they have life, and have it in abundance.

“I am the good shepherd. The good shepherd gives his life for the sheep. The hired worker is not the shepherd, and the sheep don’t belong to him. When he sees that a wolf approaches, he abandons the sheep and flees; then the wolf attacks the flock and scatters it. And this man flees because, being hired, the sheep don’t matter to him.

“I am the good shepherd; I know my sheep, and they know me, just as the Father knows me and I know him, and I give my life for the sheep. I have other sheep that are not of this pen, and also them I must bring. Thus they will hear my voice, and there will be just one flock and just one shepherd. That’s why my Father loves me: because I give my life in order to receive it again. No one takes it from me, but I give in of my own will. I have authority to hand it over, and I have also authority to receive it again. This is the commandment I received from my Father.”

Again the words of Jesus were a cause of dissension among the Jews. Many of them said, “He’s demon-possessed and totally crazy. Why pay him mind?” But others said, “These words are not those of a demon-possessed man. Can a demon open the eyes of the blind?”